Por José Javier Millares.
La arquitectura
románica se formó en la Europa cristiana durante los primeros siglos de la baja
Edad. El románico es el resultado de la combinación razonada y armónica de
elementos constructivos y ornamentales de procedencia latina, oriental y
septentrional. En esta se da un gran predominio del muro sobre el vano.
Surge como consecuencia de la prosperidad material y de la
renovación espiritual que inspiró la construcción de gran número de iglesias y
de edificios religiosos. Toda Europa se vio invadida por una auténtica fiebre
constructiva.
Los componentes principales de este estilo fueron:
·
La planta: típica de una iglesia románica es la
basilical latina con tres o cinco naves y crucero de brazos salientes. En el
testero o cabecera, que siempre mira a oriente, se hallan tres o cinco ábsides
semicirculares de frente o formando corona, llevando cada uno de ellos tres
ventanas en su muro.
·
Los contrafuertes: los
contrafuertes tienen por objeto reforzar los muros y servir a la vez de estribo
o contrarresto a los arcos y bóvedas,
son visibles al exterior, lisos y de forma prismática.
·
Pilares y arcos: se
compone de una pilastra
simple o compuesta que lleva adosadas a cada frente una o dos columnas
semicilíndricas, con objeto de dar pie a los arcos fajones.
· Puertas y Ventanas: las puertas se hallan formadas por una serie de arcos redondos concéntricos y en degradación Son bastante más altas que anchas y terminan por arriba en arco doble, generalmente plano o de arista viva apoyado sobre columnita.
En resumen la arquitectura románica es predominantemente religiosa, una arquitectura para instruir a las clases bajas y protegerlas de las continuas guerras que entonces se vivian. La arquitectura románica es una obra de arte a Dios, extremadamente practica.
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